El juego de Bito (III)
Instrucciones del Juego de Bito
El sacrificio de la marioneta Dudo
Dudo era una marioneta que vivía en la tercera estanteria de la habitación de María. Madera de fresno y pinturas acrílicas daban vida a un pallaso de cara feliz con divertidos ropajes multicolores. Pero a pesar de que en su cara estaba grabada una amplia sonrisa, su corazón estaba sumido en la más absoluta y oscura tristeza.
Dudo había sido durante muchos años el juguete más popular de las estanterías de María. Al principio vivía en la primera, junto a los pocos juguetitos que tenían el privilegio de convivir en la estantería más accesible para María. Al ser muy pequeña no llegaba más allá de la segunda si se ponía de puntitas, con lo que sus juguetes preferidos siempre estaban en las más bajas. Pero además, Dudo era el juguete con el que más tiempo pasaba María.
Con el paso de los años, Dudo pasó de ser el mejor amigo de María a ser un trozo de madera. Desde lo más alto de la librería vio crecer a su amada amiga y fue confidente presencial de todos sus secretos: sus primeras llamadas telefónicas a sus amigas, sus primeras llamadas telefónicas a sus amigos, sus escondites de los paquetes de tabaco, sus primeros suspiros bajo las sabanas en noches de soledad, sus primeros suspiros bajo las sabanas en noches de compañía...
Finalmente, una tarde, María lo toco por primera vez. Una inmensa alegría invadió a Dudo que recuperaba esa sensación de ingravidez y se sintió querido de nuevo. Pero María lo dejó sobre la cama mientras cogía un par de libros del escritorio y los colocaba en el sitio que había ocupado los últimos años. Dudo había sido sacrificado por dos libros de psicología. Con lágrimas de resina en los ojos, para Dudo se hizo la oscuridad.
No fue hasta pasados unos días hasta que Dudo volvió a ver la luz. Era un sitio caluroso, lleno de arena y un niño negrito lo miraba con cara de fascinación. Comprendió entonces que iba a volver a ser feliz haciendo reir de nuevo a un niño.
14 Comments:
Muy tierno, Deckard, muy tierno....
Un beso, con tu permiso.
Aunténtico, sincero, y como dice mart-ini, supertierno...me ha gustado muchísimo.
Algo por fin con un final felicísimo!
Es muy bonito. me ha hecho sonreir. Es sencillo y está muy bien contado ¡Me gusta!
Me gustó mucho el final, aunque el final de granpitufo también hubiera sido interesante... :-))
muy simpático, me ha gustado.
Desde luego, te ha salido la venita tierna!!! Plas plas plas, muy bonito!!!
Un beso Deckard!!!
Que tierno, jamás pensó que volvería a ser querido cuando le echaron de su sitio en aquella alejada estantería. pero ahora le queda una vida por delante.
Me gusta el blog. Besos!
Dulce!
Besos!
Suedre, Pico, todos. Muchas gracias por vuestras palabras, de verdad. En 50 anyos? Espero poder seguir para reirme... de lo que sea.
Besos a todos.
Pues yo creía que ya te había hecho un comentario,pero no importa, te lo vuelvo a hacer: que me encantan los finales chulos en los que el bueno gana sin fastidiar a nadie.
(El bueno es, claro está, el niño:la marioneta sufre y ríe, pero no hace nada por cambiar las cosas).
Un beso.
Hola, vengo por medio de Bito, ya ves, que aunque abajo, yo he venido a leerte y me alegro.
Es hermoso, mucho.
Un gusto conocerte.
Me alegra saber que Dudo tuvo una segunda oportunidad para ser rescatado del olvido :)
Un besazo
Me apunto a esa cerveza para que me cuentes la historia completa de ese encuentro que te cambió la vida ;)
Ya creía yo que era otro de los que terminaba mal, porque viene a parecer que la palabra marioneta nos trae a todos sentimientos de penurias. Pero no, el tuyo se gira justo al final, y eso está bien.
qué tierno, colega, me encantó...
Publicar un comentario
<< Home