El sol apagado
La cuadriga de Tidus estaba casi lista. Una decena de halflings había dedicado toda la mañana a los preparativos de su viaje y trabajaban contra reloj. La supervisora Nama corría de lado a lado de la cuadra gritando sin parar. No estaba nerviosa, era así por naturaleza y le encantaba su trabajo.
- ¡Vamos, gandules! ¡Todavía no habéis abrevado los ponasos! – Nama era una halfling rechoncha, con las piernas más cortas de lo normal para un halfling, de melena rizada cobriza, ojos azules y unas enormes y sonrojadas mejillas. Sus pequeños ojos azules, reflejaban los escasos rayos de luz que entraban en la cuadra. Era todo un espectáculo ver como se balanceaba a cada zancada que daba luchando por no tropezar con algo. – ¡El señor Tidus debe tener la cuadriga y los ponasos listos antes de mediodia!
Los ponasos eran una raza de pegasos criada y depurada por los halflings. Al no medir más de un metro y medio, los halflings habían tenido serios problemas en domar pegasos salvajes como habría hecho cualquier pueblo de hombres, así que decidieron intentar cruzar ponis y pegasos domesticados pagados a precio de oro. Eso era lo que decían los escritos, pues todo el mundo en el pueblo había conocido a los ponasos desde siempre.
Tidus no era un halfling. Había llegado hace mucho tiempo a Medialand y las habladurías del pueblo decían que venía de Florin city, la ciudad invisible. Aunque todo el pueblo lo había aceptado y acogido como a uno más, todavía había gente que le tenía mucho respeto y temor pues se decía que Tidus podía volar sin necesidad de ponasos y que tenía oscuros y extraños poderes.
La sonrisa de Tidus no reflejaba el gran nerviosismo y congoja que habitaba en su interior. Desde que el pueblo le había encomendado la misión de volver a encender la luz del sol no había conseguido dormir. Era la oportunidad de oro que estaba esperando. Él sabía de las habladurías y rumores que corrían por las tabernas y debía demostrar que todo era falso. Sí, era un floriense y contaba con el apoyo de Cefiro, pero no era ningún nigromante ni nada por el estilo. Si quería que el pueblo lo aceptase completamente, debía conseguir su cometido.
- Cuidado con esas alforjas, por favor. Tratadlas con cuidado -. La voz de Tidus sonaba dura aunque cargada de amabilidad.
El sol llevaba apagado ya una semana entera y las cosechas empezaban a peligrar. El trigo y el maíz se habían oscurecido y amarilleado antes de llegar a la madurez, con lo que las reservas de alimento para el invierno podían perderse completamente. Dicen que el sol se había apagado hastiado de brillar sin recibir nada a cambio. Tidus debía encontrar la manera de hacerlo brillar de nuevo.
- ¡Vamos, gandules! ¡Todavía no habéis abrevado los ponasos! – Nama era una halfling rechoncha, con las piernas más cortas de lo normal para un halfling, de melena rizada cobriza, ojos azules y unas enormes y sonrojadas mejillas. Sus pequeños ojos azules, reflejaban los escasos rayos de luz que entraban en la cuadra. Era todo un espectáculo ver como se balanceaba a cada zancada que daba luchando por no tropezar con algo. – ¡El señor Tidus debe tener la cuadriga y los ponasos listos antes de mediodia!
Los ponasos eran una raza de pegasos criada y depurada por los halflings. Al no medir más de un metro y medio, los halflings habían tenido serios problemas en domar pegasos salvajes como habría hecho cualquier pueblo de hombres, así que decidieron intentar cruzar ponis y pegasos domesticados pagados a precio de oro. Eso era lo que decían los escritos, pues todo el mundo en el pueblo había conocido a los ponasos desde siempre.
Tidus no era un halfling. Había llegado hace mucho tiempo a Medialand y las habladurías del pueblo decían que venía de Florin city, la ciudad invisible. Aunque todo el pueblo lo había aceptado y acogido como a uno más, todavía había gente que le tenía mucho respeto y temor pues se decía que Tidus podía volar sin necesidad de ponasos y que tenía oscuros y extraños poderes.
La sonrisa de Tidus no reflejaba el gran nerviosismo y congoja que habitaba en su interior. Desde que el pueblo le había encomendado la misión de volver a encender la luz del sol no había conseguido dormir. Era la oportunidad de oro que estaba esperando. Él sabía de las habladurías y rumores que corrían por las tabernas y debía demostrar que todo era falso. Sí, era un floriense y contaba con el apoyo de Cefiro, pero no era ningún nigromante ni nada por el estilo. Si quería que el pueblo lo aceptase completamente, debía conseguir su cometido.
- Cuidado con esas alforjas, por favor. Tratadlas con cuidado -. La voz de Tidus sonaba dura aunque cargada de amabilidad.
El sol llevaba apagado ya una semana entera y las cosechas empezaban a peligrar. El trigo y el maíz se habían oscurecido y amarilleado antes de llegar a la madurez, con lo que las reservas de alimento para el invierno podían perderse completamente. Dicen que el sol se había apagado hastiado de brillar sin recibir nada a cambio. Tidus debía encontrar la manera de hacerlo brillar de nuevo.
7 Comments:
todo un relato épico, interesantes post los tuyos.
Por cierto hoy era cuando salia a la venta el nuevo disco de Franz Ferdinand¿No? ya te lo habrás comprado supongo. Saludos
Tidus no es un halfling. Desde luego. Y hacen bien en temerle. Aquí, En Florin, todo el mundo le respeta y le echa de menos.
¡Cuánta ilusión me ha hecho leerte!
Tu relato me hizo viajar por parajes celtas.
La danza se hizo parte de mi corazón que reboloteó por los bosques a caballo blanco y una hogaza de pan.
Esto, no tengo ni idea de que va esto de Tidus, Florin y los halfling, solo se que me ha gustado, que es originl y que estoy seguro de que si alguien me lo contara este post me gustaría el doble.
Por cierto Fanz sale mañana no?
Tidus es un personaje mio. Los halflings són una raza humanoide parecida a los hobbits pero menos rechonchos. Si quieres saber algo mas de Florin, visita el blog de Buttercup clickando sobre el link en el relato.
Franz? El sabado ya lo vi en el fnac!!
Queeee? El sabado en el fnac? Pero si sale el 4 de octubre!! Me cago en los de Discos Castello!
Vengo de la mano de la portavoz oficial de Florin para ver qué era lo que habías ido a buscar en tu viaje...
Seguro que encuentra la forma de hacerlo brillar de nuevo, aunque no sea fácil.
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