Rumbo al oeste

Lo he decidido. Me voy. Me voy a buscar a Ella, la estrella estrellada. No se si la encontraré o si me gustará lo que encuentre, pero necesito un alto en la rutina y echarme a caminar. La compañía será excelente ya que a parte del zorro, también se ha unido a la gesta la dulce y alegre Picolina. Vive en un roble joven y pequeñito, muy cerca del mío y le gustan las golosinas de savia. No me ha costado nada convencerla, ya que durante estos últimos tres años se ha convertido en mi fiel compañera de aventuras y desventuras. El resto de la gente del bosque está preparando la hibernación y mientras algunos recolectan frutos y víveres, otros preparan sus lechos de hojas y musgos.

Así pues, tras tratar de convencer a las cuatro florecillas de mi jardín y darme cuenta de que están más acomodadas de lo que me pensaba, he decidido que iré hacia el oeste siguiendo las indicaciones del zorro. Dice que la estela que dejó la estrella al caer apuntaba hacia allí y es la única información que he conseguido. De todas maneras, es un buen destino ya que en el oeste ha comenzado la vendimia y el viento ha empezado a amarillear el pelo de los sauces y los álamos. La encontremos o no, será una buena escapada.

Deckard y Picolina se van a Zamora a pasar el puente. ¡¡Os echaré mucho de menos a todos!!

Deckard