William

El inspector de homicidios William se encontraba en su oscuro y lúgubre despacho de la comisaría cuando sonó el teléfono. Su timbre le martilleaba en la cabeza ya que aquella noche había dormido en el sofá y se encontraba fatal. La discusión de la noche anterior con Aurora había sido durísima y había dejado su huella en forma de ojeras, palidez, una camisa sin planchar y la barba sin afeitar.

Aurora era la única cosa que mantenía a William con vida. Tras años de tratamiento psicológico sin demasiados avances, Aurora entró en la vida de William y la había cambiado por completo placando el instinto depresivo-suicida que había en él. Se podría decir que Aurora había salvado a William, pero ahora pasaban por una mala época. William tenía demasiados fantasmas en el pasado que no había revelado a Aurora por miedo a perderla. Aurora empezaba a desesperarse.

Dio una última calada a su cigarrillo y lo apagó mientras descolgaba el teléfono. Los escasos rayos de sol que entraban a través de las persianas daban al humo un aspecto líquido y fantasmagórico.

- Policía!! Es horrible. Han matado a mi marido y acabo de disparar contra la asesina. Necesito ayuda. Venga, rápido!!